El «Laboratorio de Vivienda» aborda la creación de entornos residenciales a través de un enfoque innovador y sostenible, donde la flexibilidad en la disposición espacial y la integración del espacio colectivo son clave. Los proyectos propuestos exploran la maximización de la permeabilidad urbana, la orientación bioclimática y la eficiencia energética, buscando una relación armónica entre lo privado y lo comunitario. Las soluciones volumétricas responden al contexto urbano, promoviendo una densificación respetuosa que favorece la interacción social y el bienestar. Cada propuesta busca integrar espacios compartidos y versátiles, potenciando la sostenibilidad ambiental y la calidad de vida de los residentes.
La propuesta arquitectónica para Garralda se enfoca en una integración respetuosa con la arquitectura local, aprovechando soluciones tradicionales adaptadas al clima de la región, como muros de gran masa y cubiertas inclinadas para reducir pérdidas energéticas. El diseño presenta una volumetría monolítica que evoca un caserío, buscando armonizar con el entorno. Las viviendas se organizan en dos plantas: la planta baja, con porches longitudinales para conectar con el exterior, y la planta alta, que prioriza la orientación y ventilación natural.
La flexibilidad en el diseño se logra mediante una retícula modular de 3×4 metros, permitiendo diversas configuraciones. Se proponen viviendas de 2 y 3-4 dormitorios, con énfasis en la iluminación natural y la ventilación cruzada. En la planta baja, se incorporan garajes y habitaciones satélite versátiles.
La estructura combina hormigón en la planta baja y madera contralaminada en la planta superior, optimizando la eficiencia constructiva y la sostenibilidad. En términos de eficiencia energética, se utiliza un enfoque pasivo, aprovechando la orientación solar, ventilación cruzada y claraboyas. Además, una caldera de biomasa centralizada y un sistema de calefacción por suelo radiante complementan el diseño sostenible.
En resumen, el proyecto busca integrar la arquitectura con el paisaje, ofrecer flexibilidad en los espacios y asegurar una alta eficiencia energética, respetando las condiciones climáticas y arquitectónicas de Garralda.
El proyecto tiene como objetivos principales la construcción de 76 viviendas, garantizando ventilación cruzada en todas ellas y utilizando la fachada como medianera a lo largo de su altura. Se descarta el uso de un patio separador para maximizar el volumen edificable y se opta por una crujía de 5,4 metros, asegurando una gran cantidad de viviendas con fachada al espacio exterior central. Para optimizar el uso del espacio interior, cada vivienda cuenta con un patio privado que, además de proporcionar calidad, ofrece ventajas energéticas, mejorando la captación solar en invierno y la refrigeración en verano.
La volumetría del proyecto se ajusta a los parámetros del Plan Especial, aprovechando los vuelos máximos permitidos. La pasarela de acceso se sitúa junto a la medianera, aprovechando el edificio vecino para dejar parte de la pasarela al aire libre.
Las viviendas están organizadas para garantizar privacidad y facilidad de acceso a las instalaciones. Los núcleos verticales, con escaleras y ascensores, aseguran una evacuación eficaz en caso de emergencia. La distribución interior se basa en una secuencia de espacios que incluyen vestíbulo, habitaciones, cocina/patio, y sala, todos conectados por una franja comunicante. La sala, la pieza más grande, aprovecha el máximo ancho de la crujía y disfruta de luz y ventilación natural gracias al patio.
La ordenación del edificio se basa en dos principios clave: asegurar una buena orientación para todas las viviendas y que todas las fachadas y salas estén ubicadas en la fachada exterior. Las viviendas en la cara norte se colocan en las esquinas para ofrecer doble orientación. Los núcleos húmedos se sitúan en la franja interior y se desarrollan de manera compacta y optimizada. El proyecto consta de 24 viviendas, todas con dos habitaciones dobles, ventilación cruzada, y cumplen con los requisitos de habitabilidad y accesibilidad.
La calidad espacial se centra en la sala como la pieza principal de cada vivienda. Esta amplia sala de 4,5 x 4,5 metros, situada en el centro, conecta todas las estancias, convirtiéndose en el núcleo que articula el diseño. Las viviendas incluyen dos habitaciones dobles, una cocina semicerrada y una amplia terraza que puede convertirse en estacional, brindando un espacio exterior utilizable casi todo el año.
En cuanto a la eficiencia energética, se aplican sistemas pasivos, como la ventilación cruzada y la protección solar mediante voladizos en las fachadas. Además, se proponen soluciones bioclimáticas, como la posibilidad de crear una galería estacional en cada vivienda con un sistema de cierre económico, y la opción de cubrir el patio interior para mejorar las prestaciones energéticas del edificio.
En el contexto de un nuevo desarrollo en Sant Pere de Ribes, se propone la construcción de dos edificios con una volumetría clara, lineal y compacta que favorece la creación de ciudad. Ambos edificios comparten una planta baja mixta, que incluye viviendas, locales y espacios comunitarios, diseñada para ser altamente permeable y atractiva, conectando el atrio del edificio con el espacio público exterior. Las instalaciones en la cubierta se integran entre las fachadas de la planta 4, evitando techos poco amigables.
La ordenación general propone edificios longitudinales, con las viviendas distribuidas de manera lineal alrededor de un gran atrio central, que actúa como vestíbulo intermedio entre las viviendas y el espacio público, creando un espacio comunitario. La propuesta destaca por maximizar el contacto de las viviendas con el exterior, con fachadas sobrias y numerosas aberturas que garantizan una gran permeabilidad visual.
La organización interior de las viviendas se basa en un anillo de estancias principales adyacentes, todas en la fachada exterior, mientras que las estancias de servicio forman la fachada del atrio interior, funcionando como extensiones de las principales. Este diseño permite la ventilación cruzada en todas las estancias.
La estrategia energética incluye sistemas pasivos como la compacidad tipológica, ventilación cruzada, el efecto chimenea a través del atrio y protecciones solares. También se incorporan sistemas activos como la renovación de aire con recuperación de calor, captación de agua de lluvia y energía solar para autoconsumo y vehículos eléctricos.
El proyecto se sitúa en la parte norte de la parcela, separado de los volúmenes más altos para aprovechar al máximo la insolación. Se plantea una pastilla compacta de 33mx11.6m con un volumen anexo para bicicletas en la planta baja. El edificio, rectangular y compacto, optimiza las circulaciones y eleva la planta baja para aumentar la privacidad de las viviendas. Los núcleos verticales se encuentran en la fachada de la calle, mientras que las terrazas y las estancias principales disfrutan de orientación SE con mayor privacidad. La planta se diseña para centralizar zonas húmedas y optimizar recorridos de instalaciones.
La sostenibilidad económica se destaca por la simplicidad de formas y la contención en los recursos formales, permitiendo una economía de costos y tiempo. Las tipologías de viviendas se distribuyen en tres franjas: una húmeda con instalaciones, sala de estar y comedor abierto con acceso a terrazas, y habitaciones dobles con ventilación cruzada y espacio exterior.
En términos de estrategia energética, todas las viviendas tienen ventilación cruzada y maximizan la captación solar en invierno, protegiéndose de la radiación en verano con cuerpos salientes. La supresión de puentes térmicos y protecciones solares garantiza el confort térmico interior.
La permeabilidad urbana, destacada por la compacidad de los volúmenes, es un aspecto clave en el diseño arquitectónico. La disposición esbelta y compacta de las torres minimiza la obstrucción visual hacia los edificios vecinos y libera casi toda la parcela, transformándola en una extensa plaza urbana que fomenta las oportunidades comunitarias.
La disposición volumétrica de los bloques permite que las viviendas giren alrededor del núcleo, logrando que todas cuenten con cuatro fachadas exteriores. Esta distribución equitativa optimiza la orientación, las vistas y el aprovechamiento de las fachadas, proporcionando una experiencia visual armoniosa para los residentes.
Los núcleos verticales son fundamentales en el diseño, actuando como puntos de pivote para los bloques de viviendas y asegurando que cada uno tenga acceso a las cuatro fachadas exteriores, manteniendo una relación favorable de superficie construida.
Las viviendas incluyen galerías estacionales que pueden transformarse en amplias terrazas, orientadas hacia dos o tres fachadas. Estas galerías pueden cerrarse con cristales, creando un efecto invernadero que mejora la sostenibilidad y el confort ambiental. Esta versatilidad en las galerías permite que sirvan tanto a las zonas de día como de noche, contribuyendo al bienestar de los residentes.
El edificio se sitúa en un enclave privilegiado que actúa como puente entre dos realidades urbanas contrastantes: por un lado, el tejido doméstico de Villejuif, caracterizado por un patrón de Ciudad Jardín, de baja densidad y calles residenciales pequeñas; por otro, una nueva área urbana en desarrollo con edificaciones de mayor volumetría, calles más anchas y ejes verdes peatonales. La propuesta busca integrar ambos contextos de manera armónica.
El diseño se basa en tres volúmenes o torres que se elevan en los vértices de la parcela triangular, conectados por un zócalo que adapta el volumen a la topografía irregular. Esta disposición permite una densificación respetuosa con el entorno, creando un grano pequeño que dialoga con los dos tejidos urbanos. Las torres siguen una progresión ascendente en altura, desde las volumetrías más bajas del barrio de ‘Pavilions’ hasta la torre más alta, alineada con los grandes volúmenes del nuevo desarrollo urbano.
El espacio entre las torres genera una gran permeabilidad, evitando la creación de un bloque masivo. La forma de las tres torres crea una referencia visual en el nuevo eje verde, mientras que el zócalo en planta baja crea espacios intersticiales a escala humana, ofreciendo nuevas oportunidades de espacio público y favoreciendo la interacción con el entorno urbano.